ECOLOGÍA Y SAN FRANCISCO DE ASÍS
Por Andrea Linares
Afiliada Maryknoll,
Guatemala
La Creación es el principio de nuestra fe y
establece una alianza entre el Creador y lo creado. El Génesis (origen) da a conocer el proceso
creativo del Universo, “Nuestro Hogar”. La palabra ecología se origina del
griego “oikos” que significa “Casa Común”, “Hogar”, “Un Lugar para vivir”. Lugar en el que todas y todos colaboramos de
forma responsable para que la comunidad humana y el mundo natural caminen hacia
el futuro como una comunidad sagrada. Hace muchos años, los griegos, llamaron a
la tierra Gaia, porque la reconocen “VIVA”, “CASA”, un lugar en el que las
personas se conocen entre sí creando relaciones armónicas entre ellos y la
Tierra.
Actualmente los humanos estamos “violentando los
derechos inalienables” que le fueron dados por el Creador. Es deber de la sociedad respetarlos,
haciendo a un lado los privilegios y derechos personales. La
conquista y la explotación de los recursos que la Madre Tierra nos provee han
llegado a amenazar la capacidad hospitalaria del medioambiente. Quienes tienen
el poder económico no quieren cambiar la estructura de la economía porque no
creen en las advertencias hechas y continúan estimulando el consumo, la actitud
de derroche y el descarte, produciendo más, contaminando así el agua, los ríos,
la tierra, el mar…
Esta crisis es una oportunidad para levantar la
mirada y revisar nuestra relación con Dios y la naturaleza. Dejar de ver a Dios como las “gallinas”,
fuera de este mundo, como un Ser separado de la naturaleza. Dios está dentro de cada una de sus
criaturas, como fuente permanente de vida.
Destruir la naturaleza es destruir lo que recibe vida de Dios. La naturaleza es un Sacramento de Dios, que
espera de nosotros contemplación, gratitud, alabanza para sentirla VIVA y CASA
COMÚN.
Nuestra misión es levantar la mirada como
“águilas” y desde una espiritualidad al estilo de San Francisco de Asís,
reconocido por la Iglesia Católica como Patrono de la Ecología, y que el 29 de
noviembre de 1979, Juan Pablo II, establece que el Cántico de las Criaturas
debe ser conservado para que, en el presente y en el futuro, cuestione nuestra
relación con la Casa Común.
Llegada la Pascua de 1225, San Francisco,
enfermo, proclamaba la alegría de la Resurrección con este cántico y proclama
ALELUYA, por las personas, los astros, las criaturas, las plantas y por la
naturaleza que Cristo reconcilió y pacificó en su cruz. Se interioriza el
Cántico al asumir una vida austera, evadiendo el consumismo, las ganancias y el
lujo y por sobre todo busca la comunión para fortalecer las relaciones
solidarias.
CÁNTICO DE LAS CRIATURAS
Altísimo y Omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda
bendición.
A ti solo, Altísimo, te
convienen
y ningún hombre es digno de
nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor
hermano sol,
por quien nos das el día y nos
iluminas.
Y es bello y radiante con gran
esplendor,
de ti, Altísimo, lleva
significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las
estrellas,
en el cielo las formaste claras
y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el
hermano viento
y por el aire y la nube y el
cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas
das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el
hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso
y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana nuestra madre
tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con
coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y
tribulación;
bienaventurados los que las
sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte
corporal,
de la cual ningún hombre
viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les
hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con
gran humildad.